
Kintsugi: el arte de recomponer el alma
Un cortometraje de resiliencia, superación y el valor de las cicatrices.
Contexto
Kintsugi es un cortometraje que aborda la complejidad de las relaciones familiares, la lucha contra los demonios internos y la importancia de la resiliencia. A través de una narrativa visual profundamente emocional, se explora la vida de Ada, una joven que busca sanar sus heridas y redescubrir su fuerza interior.
Sinopsis
Ada, una joven de 17 años, vive atrapada en un hogar roto. Maltratada psicológicamente por su madre y abandonada por su padre, encuentra en la autolesión una forma de canalizar su dolor. La historia sigue su viaje hacia la comprensión, donde, en su cumpleaños número 18, Ada descubre verdades que cambiarán su percepción de la vida y la empujarán a tomar las riendas de su destino.
Tratamiento visual y referencias
Concepto creativo
El concepto de Kintsugi, que significa «reparar con oro», sirvió como base simbólica para la narrativa y el diseño visual. Al igual que el arte japonés que destaca las imperfecciones como parte de la historia de un objeto, este cortometraje celebra la resiliencia y la belleza de las cicatrices emocionales.
Colores y estética
- Tonos fríos y apagados: reflejan tristeza, desolación y la sensación de estar atrapada en un ambiente hostil.
- Dorado: introducido en momentos clave para simbolizar el inicio de la sanación y la transformación personal.
- Negro y grises: utilizados para representar las luchas internas de Ada, aportando un contraste dramático.
Inspiración visual
- Películas: Precious (Lee Daniels), 13 Reasons Why (Diana Son y Brian Yorkey) y Thirteen (Catherine Hardwicke), que exploran conflictos familiares y crecimiento emocional a través de una narrativa realista.
- Arte del Kintsugi: metáfora central que inspiró tanto el diseño visual como el mensaje del cortometraje.
- Moodboard: una colección de imágenes que guiaron la paleta cromática y los temas emocionales del proyecto.
Desafíos técnicos
- Narrativa emocional: crear una conexión genuina entre el espectador y la protagonista, evitando la dramatización excesiva.
- Espacios limitados: rodar en interiores reducidos requirió una planificación precisa para mantener la dinámica visual.
Diseño de sonido
Equilibrar sonidos diegéticos con momentos de silencio y música original para intensificar la inmersión.
Mi rol en el proyecto
Como directora y guionista, asumí responsabilidades clave en este proyecto:
- Guionización: diseñé una narrativa que conectara con la audiencia mediante emociones auténticas y conflictos universales.
- Dirección técnica: coordiné el equipo de cámara, iluminación y sonido para crear una estética realista y emocional.
- Supervisión artística: guié la selección de vestuario, paletas de color y ambientación para reforzar los temas centrales de la historia.
- Casting y dirección de actores: seleccioné al elenco y trabajé directamente con los actores para transmitir la profundidad emocional requerida en cada escena.
Equipo
- Producción: María José Capeans
- Fotografía: Alejandro San Emeterio y Fran Lozano
- Dirección de Arte: Cristina Ruiz
- Montaje: Miguel Goicoechea
- Etalonaje: Wilmer Rosario
- Ilustraciónes y créditos: Arom Creations
- Maquillaje: Betty López
Reparto
Elena Pérez
Lola Baro
Kristian Gómez
Referencias visuales
- Moodboard: una amalgama de imágenes que representan el estado emocional de los personajes, con tonos oscuros y matices dorados como símbolo de sanación.
- Arte del Kintsugi: la metáfora visual de recomponer lo roto con oro se refleja en el desarrollo de Ada y la reconciliación con sus cicatrices internas.
Impacto y resultados
El cortometraje ha logrado sensibilizar a las audiencias sobre temas como la salud mental, las relaciones familiares y la autovaloración. Su mensaje de esperanza ha resonado especialmente entre jóvenes adultos que enfrentan conflictos similares.