Emilia Pérez es un ejemplo de cómo no hacer cine
Emilia Pérez llegó a los cines rodeada de expectativas, con una campaña de Marketing abrumadora, tras su estreno en el Festival de Cannes de 2024. Fue presentada como una propuesta atrevida y revolucionaria, mezclando drama, humor y música en un intento por destacar dentro del panorama cinematográfico contemporáneo.
Lejos de deslumbrar, la película recibió críticas divididas desde su debut en el prestigioso festival. Lo que algunos consideraron una apuesta arriesgada, otros lo vieron como un desastre artístico.
Ahora, tras su llegada al público general, queda claro que esta película no solo decepciona, sino que exaspera. Si me pidieras una calificación sobre cinco, no podría darle más de 0,5.
Algo que me parece más que curioso es la cantidad exagerada de nominaciones y premios en circuitos internacionales, una decisión que parece responder más a las conexiones y estrategias del equipo detrás de la producción que a un auténtico mérito artístico. Ni más ni menos que más de 100 nominaciones y 43 premios en diversos festivales y ceremonias internacionales.
Entre los galardones ya otorgados puedo destacar:
- Globos de Oro: Emilia Pérez recibió 10 nominaciones, ganando en las categorías de Mejor Película – Comedia o Musical, sobre películas como Wicked, La Sustancia o Rivales; Mejor Actriz de Reparto para Zoe Saldaña, que competía con Ariana Grande (Wicked), Margaret Qualley (La Sustancia) o Felicity Jones (The Brutalist); Mejor Canción Original por El Mal, sobrepasando a Forbidden Road (Better Man) o Compress / Repress (Rivales); y Mejor Película en Lengua no Inglesa.
- Premios del Cine Europeo 2024: galardonada como Mejor Película, Mejor Guion, Mejor montaje; con Jacques Audiard reconocido como Mejor Director y Karla Sofía Gascón como Mejor Actriz.
- 77 Festival de Cannes 2024: nominada a la Palma de Oro a Mejor película y ganadora de Mejor Actriz y del Premio del Jurado.
En cuanto a las nominaciones de premios aún no celebramos:
- Premios Oscar: Emilia Pérez se convierte en la película extranjera más nominada de la historia con 13 nominaciones, a la altura de películas como El Señor de los Anillos: La Comunidad del anillo, Forrest Gump o Chicago.
- Premios BAFTA 2025: 11 nominaciones, incluyendo Mejor Película, Mejor Dirección y Mejor Actriz Protagonista para Karla Sofía Gascón.
- 39 Premios Goya (2025): nominada a Mejor Película Europea.
- 30 Critics Choice Awards: 10 nominaciones que incluyen Mejor Película, Mejor Dirección, Mejor Actriz para Karla Sofía Gascón, Mejor Actriz Secundaria para Zoe Saldana o Mejor canción para Mi Camino (Selena Gomez).
Y mientras escribo esto no paro de alucinar. Pero, lógicamente, a pesar de este impresionante recorrido en la temporada de premios, la película ha generado controversia debido a críticas sobre la autenticidad cultural y la representación transgénero.
Algunos argumentan que su éxito en los premios se debe más a estrategias de marketing y a la participación de figuras reconocidas en la industria que a la calidad intrínseca de la obra, algo en lo que yo estoy totalmente de acuerdo.
«Cine con pánico a la pérdida de atención, casi dictado por generadores de titulares para redes sociales (¡Selena Gomez dice «pinche vulva»!), que subsume toda su propuesta en enunciar una nube de conceptos sin considerar siquiera la posibilidad de darles sustancia o hacer algún esfuerzo para tratarlos» (Daniel De Partearroyo. Cinemanía)
[Actualización] Nominaciones al Óscar y polémicas recientes
La película Emilia Pérez ha logrado un hito histórico al recibir 13 nominaciones en los Premios Óscar 2025, incluyendo categorías destacadas como Mejor Película, Mejor Director para Jacques Audiard y Mejor Actriz para Karla Sofía Gascón. Sin embargo, este éxito se ha visto empañado por polémicas recientes. Han resurgido antiguos tuits de Gascón con comentarios ofensivos, lo que llevó a Netflix a retirarla de las campañas promocionales de la película. Además, el director Audiard ha enfrentado críticas por declaraciones percibidas como despectivas hacia el idioma español y la «pobreza» que lo rodea.
Estas polémicas se han sumado al intenso debate en la industria cinematográfica y entre el público, poniendo en cuestión el impacto de las acciones y declaraciones de los involucrados en el reconocimiento de la película durante la temporada de premios.
Premisa y narrativa: una oportunidad desperdiciada
La trama de Emilia Pérez se centra en un personaje que, después de un giro drástico en su vida, busca reconciliarse con su pasado mientras enfrenta nuevos desafíos en su identidad y entorno. Repito, la trama, porque sobre el papel esta premisa tenía un potencial inmenso: explorar temas como la identidad, la redención y los dilemas éticos en un marco innovador de drama musical.
Pero, lo que se prometía como un viaje conmovedor y transformador se convierte en una sucesión de escenas inconexas y mal estructuradas.
El guion fracasa al intentar equilibrar tono y contenido. Los diálogos son una mezcla de clichés predecibles y frases que buscan ser profundas pero terminan siendo absurdas, es más los propios mexicanos critican un lenguaje absurdo, frases mal escritas y palabras o expresiones mal colocadas.
En una película que debería centrarse en el desarrollo interno de sus personajes, nos encontramos con una narración superficial que no permite conectar emocionalmente con ellos. De hecho, hay muchos momentos de la película en que la elipsis es tan inmensa que no sabes si te has perdido, te falta un trozo de película o nada tiene sentido. Spoiler, última opción.
«Me enfermó esa película sobre narcos mexicanos sin mexicanos y con diálogos de Google Translate» Mariana Enríquez (escritora argentina)

Frame de Emilia Pérez (2024)
Los giros argumentales son completamente inverosímiles. Uno de los momentos más desconcertantes incluye una decisión crucial del personaje principal: transicionar a mujer, que mueve toda la película, que se toma sin ningún desarrollo previo, dejando al espectador perplejo en lugar de intrigado.
Parece que la película constantemente busca el «shock value» en lugar de construir una historia sólida.
Por otro lado, los personajes secundarios, que deberían enriquecer la narrativa, son meras caricaturas sin profundidad ni propósito. Sus motivaciones son tan confusas o inexistentes que uno no puede evitar preguntarse si algunos de ellos estaban en el guion solo para llenar minutos de pantalla.
Finalmente, las decisiones narrativas parecen improvisadas, como si el equipo creativo estuviera explorando ideas en el momento de la grabación sin un plan claro.
Esto genera una sensación de desorden que afecta profundamente la experiencia del espectador. En lugar de ofrecernos un relato coherente y emocionalmente resonante, Emilia Pérez se queda en un collage de momentos que nunca llegan a formar un todo significativo, ese que hiciste en tu clase de primaria para tus personajes favoritos.
«Tiene una visión reduccionista de México, que cae en estereotipos y que utiliza al país como un escenario simplemente» […] «En el filme se tocan temas espinosos para los habitantes, como la desaparición de personas a manos de grupos criminales, con un tono que puede ser considerado frívolo» El Mundo (Cine)
Dirección y ritmo: falta de enfoque
El director parece haber querido abarcar demasiados estilos sin dominar ninguno. Para mí, el principal problema con la dirección de Emilia Pérez es su absoluta falta de coherencia.
A lo largo de la película, se alternan escenas que intentan ser cómicas pero caen en el absurdo, momentos dramáticos que buscan conmover sin éxito y secuencias que coquetean con el surrealismo de una forma que se siente fuera de lugar y desconectada del resto de la narración.
Este enfoque errático crea una experiencia frustrante para el espectador. Algunas escenas son innecesariamente largas y cargadas de diálogos que no aportan nada a la historia, mientras que otras, que deberían ser cruciales, son tratadas con tanta prisa que apenas se entienden.
Es evidente que el director intentó ser innovador, pero en lugar de crear una obra desafiante y cautivadora, nos entregó un proyecto caótico que parece no tener una visión clara de lo que quiere ser. En el afán de hacer algo diferente, terminó sacrificando lo más esencial: una narrativa sólida y un ritmo que mantuviera al público comprometido.
Actuaciones: ¿histriónicas o insuficientes?
A pesar de contar con un elenco talentoso, Emilia Pérez demuestra que incluso los mejores actores pueden naufragar cuando el guion y la dirección fallan.
Karla Sofía Gascón, en el papel principal, tiene momentos en los que su carisma logra brillar, pero su actuación está lastrada por un personaje mal definido y diálogos poco naturales. Su transición emocional, que debería ser el corazón de la película, se siente superficial y poco convincente.

Frame de Emilia Pérez (2024)
El elenco secundario tampoco escapa a la crítica. Aunque destaca hasta por encima del papel protagonista, Zoe Saldana, cuyo personaje prometía ser un ancla emocional, está limitada a un conjunto de escenas estereotipadas y poco memorables. Sus interacciones con el resto del reparto carecen de química.
Otros actores caen en el histrionismo, ofreciendo interpretaciones exageradas que rayan en lo cómico, aunque claramente no era la intención.
Este contraste entre actuaciones apagadas y otras excesivamente teatrales solo acentúa el problema central de Emilia Pérez: un guion que no da espacio para que los actores construyan personajes reales y relaciones creíbles.
Aspectos técnicos: un musical precario
Soy una amante de los musicales y uno de los aspectos más decepcionantes de Emilia Pérez es la ejecución de sus números musicales, que no solo son técnicamente precarios, sino que también interrumpen y perjudican la narrativa en lugar de enriquecerla.
Las canciones, aunque aparentemente concebidas para ser momentos clave que conecten emocionalmente con el espectador, se sienten apresuradas y carentes de sustancia. Las letras, plagadas de clichés y frases genéricas, no logran transmitir profundidad ni aportar nada significativo a la trama o a los personajes.
Además, la dicción de los actores en estas secuencias es deficiente, lo que dificulta entender las palabras en varias ocasiones. Esto no solo distrae, sino que también rompe cualquier posibilidad de inmersión en la historia. En lugar de ser momentos que refuercen los temas centrales de la película, los números musicales se sienten forzados, como si fueran añadidos de último minuto para cumplir con una fórmula predeterminada.
Como anécdota, la canción de Selena Gomez, Bienvenida, está mal traducida. Su intención era jugar con la dualidad de «Your Welcome», su nombre original, entre las palabras «bienvenida» y «de nada», pero, como ni siquiera se prestó atención a la traducción el resultado fue otra canción más sin sentido alguno. (Zócalo)
Por si fuera poco, estas secuencias aparecen en los momentos más inoportunos, cortando el flujo narrativo y dejando la sensación de que están ahí solo para llenar tiempo. En lugar de aportar ritmo o emoción, ralentizan la película y hacen que el espectador pierda interés.
La coreografía, cuando está presente, es estridente y sin inspiración. En un drama musical, como pretende serlo este filme, los números musicales deberían ser el alma de la película.
En Emilia Pérez, sin embargo, se convierten en una carga pesada que subraya los problemas estructurales del proyecto. En lugar de elevar la película, la hunden aún más en el terreno de la mediocridad.
«Emilia Pérez’ presenta una visión artificial de México, que aunque no se podría decir que es caricaturizada, sí toma libertades creativas cuestionables para darle cohesión a su relato». Jorge Negrete Camacho (Cine Premiere)
Temas principales: un tratamiento superficial y ofensivo
La película aborda varios temas sensibles, pero su tratamiento ha sido ampliamente criticado por su superficialidad y falta de sensibilidad. La trama intenta explorar el narcotráfico y la violencia en México, pero se apoya en estereotipos desgastados que reducen estos problemas complejos a caricaturas simplistas.
La decisión de filmar en París, recreando escenarios mexicanos en lugar de usar locaciones reales, junto con la ausencia de voces y talentos mexicanos relevantes, refuerza la percepción de una narrativa desconectada de la realidad.
La representación cultural y lingüística también ha sido cuestionada, especialmente por la elección de actores no mexicanos que no logran capturar la autenticidad de los personajes. Selena Gomez, en particular, ha sido criticada por su dicción en español, un elemento que distrae y resta credibilidad a su interpretación.

Frame de Emilia Pérez (2024)
Además, el tratamiento de la identidad de género, en este caso una transición, que debería haber sido un punto central de la película, me resulta superficial y problemático. En lugar de profundizar en las complejidades emocionales y sociales de la transición de género, la narrativa se centra en aspectos físicos de manera reduccionista y estereotipada.
La representación de la violencia de género y los feminicidios en México, aunque mencionados muy por encima, carece de profundidad y contexto, apareciendo más como un recurso argumental que como un intento genuino de reflexionar sobre estas crisis.
“Emilia Pérez es un paso atrás para la representación trans”. GLAAD (The Gay & Lesbian Alliance Against Defamation)
Por otra parte entran en escena los estereotipos de género: el hombre malo y la mujer buena. Manitas transiciona a Emilia Pérez porque «siempre se ha sentido mujer» y «no reconoce su propia piel», según «canta en la escena en la que conoce a Rita (Zoe Saldana).
Todo esto desencadena en una narrativa en la que Manitas, era un narcotraficante malvado, violento y posesivo que, al operarse y convertirse en Emilia, se vuelve un alma cándica, emocionalmente responsable y justiciera.
De hecho, una de las supuestas bases principales de la película es la ONG/asociación que crean Emilia y Rita para devolver cuerpos de personas desaparecidas y asesinadas a sus familias. Situación en la que Manitas estaba involucrado y tenía responsabilidad, pero Emilia no, pues todo queda perdonado y resuelto al convertirse en mujer.
Es fascinante, permítanme la ironía, ver en pantalla como se representa el hecho de transicionar como un cambio, no solo de físico, sino de personalidad al completo, pasando de ser una persona horrible a ser santificada por el pueblo mexicano.
Es por eso que, en conjunto, Emilia Pérez falla en ofrecer una perspectiva auténtica y respetuosa sobre los temas que aborda, resultando en una obra que muchos consideran frívola, ofensiva y desconectada de las realidades que pretende representar.
Conclusión: Emilia Pérez es una película para olvidar
Con sus múltiples defectos en dirección, guion, actuaciones y aspectos técnicos, Emilia Pérez es una película que, más allá de sus ambiciones, no logra cumplir con lo más básico: contar una buena historia.
Su éxito en la temporada de premios parece más una anomalía que un reflejo de su calidad y su legado será, probablemente, el de un caso de sobrevaloración que no resistió el paso del tiempo.
Esta media estrella es incluso generosa y se otorga más por el esfuerzo del equipo que por el resultado final.
“Emilia Pérez es todo lo que está mal en una película: estereotipos, ignorancia, falta de respeto, el lucro de una de las crisis humanitarias más graves del mundo (las desapariciones masivas en México). Ofensiva, frívola. Ganará premios, pero también el desprecio de las víctimas”. Cecilia González (periodista)